Action Research – Investigación-Acción

 

1. Introducción y desarrollo histórico del enfoque de la “Action Research”

El término “Action Research” (traduce el término alemán “Tat-Forschung”) fue empleado inicialmente por Kurt Lewin: “Acción-Investigación” designa una forma especial de plantear la investigación en las ciencias sociales que se ha practicado predominantemente en la Pedagogía pero también, y en forma creciente, en la investigación de las organizaciones. En parte el enfoque surge como crítica ante las premisas meta-teóricas en que se basa el estilo más practicado de investigación empírica, en que (ciertamente simplificando el problema) se parte de unos conceptos o hipótesis generalmente definidas dentro de un modelo cuantitativo de la realidad, y se presupone que es posible efectuar una observación que no altere dicha realidad (algo que la misma ciencia empírica natural, como sucede en la microfísica, hace tiempo considera imposible – recuérdese el Principio de Indeterminación de Heisenberg). Por lo demás, la discusión a nivel metateórico (de filosofía de la ciencia y del saber) del tema implica replantear las cuestiones que el Marx filósofo planteó ya a la filosofía tradicional: es decir, cuestionar todo el sentido de la diferencia entre Teoría y Praxis, algo que evidentemente supera el marco de esta exposición.

La denominación “Action Research” no debería provocar el malentendido de comprenderla como un método de estudio sobre la acción o sobre actividades, sino en el sentido de realizar una investigación de un campo de problemas sociales al mismo tiempo que se interviene en dicho campo en cuanto que se le observa. Pero es claro que la adopción del término para denominar una forma de investigación no justifica fallos metódicos, intenciones ideológicas etc.

Entre los primeros trabajos en esta línea figuran el de Collier (1945)[1] que estudió la situación de los indios norteamericanos y los de Lewin.

Kurt Lewin (1946, 1947. 1948)[2], exiliado judío alemán a USA, estableció las líneas básicas de este tipo de investigación al constatar que las investigaciones de tipo social realizadas generalmente al servicio de una empresa o institución, no sólo se orientaban a determinar posibles factores influyentes etc. sino también conducían a determinadas acciones en el campo analizado. Además, Lewin subrayó la necesidad de que tales estudios sobre campos tan complejos como el de cualquier actividad social se realizaran desde planteamientos integrados (contrapuestos a los estudios cuantitativos de no pocos científicos sociales unilateralmente centrados en una dimensión del problema). En tales estudios, Lewin pedía que se diferenciara también entre dos tipos de cuestionamientos; el que se plantea el problema de las leyes generales, y el que se centra en el diagnóstico de lo específico de cada situación (Lewin 1946)[3]. Para Lewin, la investigación social debe conducir a una acción social, sería totalmente insuficiente si sólo produjera libros.

Lewin desarrollaba una metódica para el trabajo en grupo, atendiendo a la “dinámica” psicosocial generada, y quería examinar los tipos de cambios producidos en las interacciones en el grupo. La obtención de datos fiables en ese contexto presentaba dificultades precisamente por las influencias mutuas entre la acción  (en el  grupo) y la percepción de lo acontecido. Un problema que tiene muchos puntos de contacto con el problema discutido desde Max Weber sobre la posible neutralidad de la ciencia frente a los juicios de valor.

En su investigación sobre conflictos, Lewin (1948) constataba una diferencia básica en estos tipos de estudio frente a los análisis tradicionales: la de que había que reconocer el deseo del investigador no sólo por conocer una realidad, sino también por alterarla. Esto implicaba que las “hipótesis” de trabajo no podían pues ser consideradas de forma aséptica, como si sólo se tratara de comprobar su veracidad mediante ciertas mediciones. Para Lewin, como para Collier, los cambios sociales sólo podrían surgir de la cooperación entre científicos, organizadores (prácticos) y los mismos afectados. La condición previa para emprender una investigación-acción de ese tipo es la toma conciencia de un problema agudo.

El primer impulso a este tipo de investigación dado por Lewin fue continuado por sus alumnos y seguidores (por ejemplo: Cartwright 1959[4], Kahn et al. 1964[5]).

En una línea que hoy podemos considerar divergente en ciertos puntos básicos hay que considerar los trabajos del Tavistock Institute del Reino Unido con su programa de estudios en la industria minera (ver tema Sistemas Sociotécnicos). Este tipo de planteamiento, también orientado a la consideración de los efectos sociales de una investigación se perfiló como pauta de referencia universal y desplazó a un segundo plano el enfoque de Lewin. La colaboración de noruegos y británicos primero, y luego también de suecos, hizo posible que surgiera luego el llamado movimiento de la “Democracia Industrial” (Industrial Democracy) que traslada el centro de gravedad de este planteamiento desde lo epistemológico a la política social. En esta línea de trabajos destacan las aportaciones noruegas (Thorsrud 1970[6], Quale 1976[7]).

Posteriormente, la amplia literatura en que se utilizaba el término “Action” (action learning, actioin science, participatory action research, action inquiry) contribuyó más que a clarificar el estado de la cuestión a crear un ambiente de confusionismo. Todos esos términos indicaban simplemente que una actividad teórica siempre tiene un contexto práctico (una banal constatación que no conduce a nada) o que no pueden descuidarse los aspectos cualitativos en estudios directamente orientados a lo cuantitativo. También contribuyó a esta confusión la inserción en este dominio de problemas de la cuestión de si la investigación debe o no contar con la colaboración o participación de los afectados (lo que también parece una obviedad cuando las situaciones a investigar  sólo son perceptibles por esos sujetos).

En otro marco, pero también emparentado en ciertos puntos con el programa de la Action Research, AR, se encuentran los trabajos publicados por Adam/Preiss (1960[8]) que tratan de las relaciones entre las relaciones interpersonales y la productividad.

Los representantes de la dirección más “ortodoxa” de la Action Research se han ocupado, entre otros temas, de la comunicación durante los procesos de cambio en una organización hotelera (Whyte/Hamilton 1964[9]), de la transformación de estructuras de dirección (Seashore/Bowers 1963[10]), o de experimentos sobre estilos de dirección y cogestión (Morse/Reimer 1956[11]).

En la línea de trabajos del “Desarrollo Organizacional” se empleó este enfoque en distintos proyectos (Esso Standard Oil Company 1960[12]; Salder/Berry 1970[13]; French/Bell 1973[14]).

Como se ha indicado arriba, en gran parte, este tipo de investigación se realizó en el contexto de la Pedagogía, de la investigación educacional. Los planteamientos en este campo se ocupan de problemas escolares, universitarios, de configuración de curricula y también proyectos de socialización de hijos de obreros inmigrantes, de formación de directivos (Revans 1971[15]), o de medidas para la reinserción de presos.

En el curso del tiempo, la atención o reflexión sobre el papel del “investigador” ha sido objeto de análisis en enfoques que aunque no explícitamente derivados del de la AR, han supuesto aportaciones muy importantes para desarrollar su metodología.

Aquí destacan los trabajos de Argyris y Schon (1974, 1978, 1982[16]) sobre el “double-loop” (doble bucle de realimentación en un circuito cibernético) o el “deutero-learning” – o en Torbert (1976, 1991)[17]. De estos trabajos se ha derivado el llamado planteamiento de la “action-learning” (aprendizaje-acción) en Revans (1977, 1978, 1982[18]).

Por otra parte hay que considerar el llamado enfoque de la “AR participativa” (participatory action research), cuyas características más importantes son:

·        acentuar la colaboración de afectados (en una organización) con los investigadores

·        subrayar la intención de actuar hacia una modificación del sistema observado (Whyte 1991[19]).

Es claro que una intervención de este tipo no puede abstraher de factores ideológicos o de intenciones socio-políticas, y está muy lejos de la neutralidad a los juicios de valor exigida en planteamientos de tipo positivista. Por tanto se exige una clara toma de conciencia de los valores de referencia durante la investigación (Brown/Tandon 1983[20]).

Por otro lado, dadas las normales asimetrías de distribución de bases de poder e influjo, toda intervención-acción de este tipo tenderá evidentemente no sólo a intervenir neutralmente, sino a modificar ese desequilibrio, y esta orientación acerca la AR a los planteamientos, por ejemplo, de la “Teología de la Liberación  que no sólo quiere “explicar” (desde bases teo-lógicas como el pecado etc.) la situación real de los grupos sub-privilegiados étnica, social, económicamente, sino también “actuar” en el sentido de una “revolución” de signo contrario a la contrarevolución neoliberal que pretende aún una mayor concentración de los medios materiales en pocas manos.

 


2. La “Action Research” como estrategia o método de investigación

El análisis de la “Action Research- AR” desde un enfoque metodológico permite distinguir los aspectos en que este tipo de investigación se diferencia de otros enfoques usuales en las ciencias sociales. La siguiente tabla resume esos aspectos de la AR según varios autores que han intentado una “sistematización” de esta metódica:

 

Kirch/Gabele 1976[21]

Klüver/Krüger 1975[22]

Dpto. Ciencia Pedagogía Social Universidad Berlín 1975[23]

Fairweather 1967[24]

Eden/Huxham 1996[25]

1) La AR se orienta a la vez a fines prácticos y científicos

Selección/definición de problemas según 1ª: necesidades sociales concretas, sólo en 2º lugar según intereses “científicos”

Participación activa del investigador en el proceso observado

Definición de un problema social apremiante

1) AR exige compromiso integral del investigador en el proyecto de cambio de la organización examinada – aunque no tenga éxito o surja un estado final distinto del planificado

2) En la AR, el proceso de solución de problemas prácticos y el proceso de investigación se encuentran íntimamente unidos

El objetivo de la investigación no se limita a examinar hipótesis teóricas, sino al mismo tiempo incluye la transformación de situaciones sociales

Trabajo del investigador conjuntamente con grupos sociales

Observación de campo para analizar magnitudes del problema social en su estado actual

2) La AR exige ampliar el campo de visión más allá de lo requerido: a) por la generación de conocimiento

b) por la misma acción. – La delimitación del campo de problemas observado no es definitiva, puede ampliarse en el decurso de la investigación

 

2.1) El Investigador en AR participa en el proceso práctico de solución de problemas

Los datos obtenidos en la investigación no son observados “en sí”, sino interpretados como momentos de un flujo procesual; su sentido teórico surge de que se les observe en el todo del proceso real, y su relevancia práctica deriva de vérseles como momentos constitutivos de nuevos pasos en el proceso

Participación de los miembros del grupo en la valoración de los resultados de la investigación

Innovación de nuevos subsistemas sociales como posibilidad de replantear y buscar nuevas soluciones

3) La AR presupone una “teoría” desde la que evaluar lo observado/intervenido.

2.2) El Investigador de AR provoca una cooperación de todos los participantes en la investigación y solución práctica de problemas

La situación observada como problema es vista como “totalidad” práctico-social, en la que no se aislan variables por inferencias teóricas inmanentes al proceso investigador

 

Preparar conceptos experimentales para comparar la eficiencia de los subsistemas de solución de problemas

4) No basta el recurso a técnicas, métodos,  modelos, o instrumentos. En el desarrollo de la concepción a nivel teórico entra más o menos implícito su inserción en la praxis observada-cambiada. Y debería explicitarse tal nexo praxis-teoría.

3) La AR opera desde una amplia base metodológica

Las exigencias teóricas y prácticas de la AR al investigador implican una renuncia provisional a la distancia al objeto a favor de una actitud consciente que va desde una observación participativa (sym-pathein) a un compromiso total en interacción con los afectados

 

Integración de los nuevos subsistemas en el marco social que les corresponde, para poderlos evaluar en su entorno natural

5) La AR debe verse como “teoría en proceso de emerger”, como síntesis que surge desde datos elaborados y desde praxis de aplicación de ideas teóricas en la misma intervención

4) La AR trabaja como ciencia en tiempo real (no sobre el pasado)

Por eso, debe modificarse también el papel de los observados para que en auto-comprensión de su función sean conscientes de que ellos son “sujetos” activos en el proceso de cambio

 

Trabajo en subsistemas durante un cierto tiempo para obtener suficientes datos y poder analizar el proceso

6) La construcción teórica en la AR será incremental, en ciclos sucesivos (doble bucle), de acción a reflexión, a acción, ...y de lo particular a lo general y de lo general a lo particular.

 

 

 

Fijar responsabilidades de los investigadores respecto a los miembros de los subsistemas analizados-modificados

7) La AR no sólo supera la dicotomía prescripción/descripción, sino reconoce que la descripción es ella misma prescriptiva

 

 

 

Enfoque multidisciplinar

8) Una AR de calidad requiere sistemática en método, reflexión, y planificación de la acción

 

 

 

 

9) El proceso de exploración de datos, de definición de teorías emergentes etc. debe ser explicable, justificable a otros

 

 

 

 

10) El proceso de la AR requiere múltiples ciclos interconexos a lo largo del proceso (hacia atrás para revisar presupuestos teóricos, hacia delante para revisar planes o corregir desarrollos..)

 

 

 

 

11) La suma de rasgos 1 a 10 es condición necesaria pero no suficiente para la validez de la AR

 

 

 

 

12) La AR no se justifica como experimentación o survey controlados, en referencia a esquemas prefijados, sino precisamente en su apertura a nuevos esquemas elaborados en ella misma

 

 

 

 

13) La “triangulación” en la AR es instrumento de tipo dialéctico incremental

 

 

 

 

14) La historia y contexto de la exploración AR son críticos para interpretar y aplicar resultados obtenidos

 

 

 

 

15) AR implica diseminar elementos teóricos en desarrollo, pero en marcos más amplios de interés

 

De estos planteamientos, nos detendremos en el primero por mostrar con mayor claridad las fases y problemas de la metódica de la AR.

Planteamiento de la AR en la línea propuesta por Kirsch/Gabele

Según Kirsch/Gabele (1976)[26], en una interpretación sistemática de esta metódica que ellos mismos consideran discutible, podrían distinguirse en ella ciertos principios:

1)      La AR debe ayudar al científico a escapar de su torre de marfil superando la diferencia tradicional entre investigación pura y aplicada, así como la polaridad establecida (a nivel metodológico o metateórico) entre Praxis y Teoría.

2)      De (1) se infiere el principio de implicar los procesos de solución (práctica) de problemas y de análisis o investigación (teórica), así como los subprincipios 2.1 y 2.2.

3)      El tercer principio parte de la necesidad de que el complejo campo de lo social sea investigado utilizando una amplia batería de métodos o enfoques de investigacióni. Esto no significa que la AR pretenda escapar a la metacrítica de la Teoría de la Ciencia (Epistemología), sino sólo a las (infundadas) exigencias de monopolio del saber cierto por parte de la metodología de las ciencias naturales como si sus planteamientos y métodos fueran la única via de acceso al trabajo científico y fundamentación del saber(Holderner/Moser 1973[27]; Berger 1974[28]; Moser 1975[29], etc.).

Dado que la producción de “sentido” se constituye en procesos de interacción y comunicación entre observados y observantes, es decir, que no surge sólo en una comunidad científica observadora, sino también incluye la autopercepción del mismo grupo social observado (que produce “sentido” independientemente de categorías predefinidas en una teoría) y  la modificación de dicho sentido por la interacción con el observador externo, es claro que no basta el recurso a un método positivista en que se presupone un esquema de conocimiento-fotografía de la realidad objetiva como si no existieran las interdependencias básicas entre constitución de sentido en el observador y en el observado.

4)      La consideración de que la AR actúa “on-line” (Sackman 1967[30]) en cierto modo responde a la exigencia de Lewin de que surja en reacción a una situación “aguda”. Esto parece incluir algo más que esa simultaneídad: una conciencia de la gravedad o urgencia de la situación conflictiva, que implica a su vez marcar relevancias desde una situación comprometida en el sistema observador, es decir, una no-neutralidad axiológica del investigador.

Estas características de la AR tienen carácter “metodológico”, es decir, implican exigencias planteadas al mismo método de observación-intervención desde una observación de segundo grado o “reflexividad” (observación de la observación). Un problema a estudiar en la Metodología o Epistemología de las Ciencias Sociales y que sobrepasa evidentemente el marco de esta exposición.

3. La “Action Research” en comprendida como “mediación-teoría-praxis”  - en cuanto “proceso de intervención para el cambio”

La AR puede ser considerada también no en cuanto método de investigación, sino como instrumento procesual para el cambio organizacional o social[31].

En este sentido, la AR responde a la necesidad, ciertamente sentida sólo en grupos sociales orientados críticamente (los orientados a la “conservación del statu quo” no podrán considerar ni relevante, ni lícito tales planteamientos críticos), de encontrar formas de observación e intervención que no estén condicionadas por esquemas tradicionales en que se presupone, sin cuestionar su validez, la vigencia de estructuras o fuerzas de dominio y control (formas de autoritarismo apenas compatibles con un sistema democrático, pero todavía admitidas casi como connaturales con el sistema-económico del capitalismo y mercado libre – ver Moser 1975[32], Berger 1974[33]).

A esta necesidad de investigación y de intervención no sometidas a esos esquemas de poder social establecido respondería pues la AR como metódica para cuestionar incluso la misma forma en que se definen las relaciones entre observador y observado, y la autocomprensión y aceptación del statu quo en el sistema observado.

Es en este sentido en el que se pide en la AR un esfuerzo por “democratizar” no sólo esquemas de relaciones políticas, sino también el resto de los subsistemas sociales (económico, de conocimientos etc.). Por ello siguiendo la propuesta de Moser (1975)[34] de guiar la AR con el interés por la “democratización” (superación de esquemas de dominio) en todos los tipos de relaciones sociales, es posible definir tres criterios básicos:

1)      Hacer transparentes las presuposiciones paradigmáticas vigentes en el contexto observado (los principios fundamentales de la concepción cotidiana – el Alltagswissen – hasta ahora no cuestionados) con sus implicaciones prácticas y premisas implícitas ideológicas etc.

2)      No limitar la observación a la construcción de un imagen (fotográfica) neutral de lo observado en el sentido de la ciencia positivista – e inmunizada a toda crítica.

3)      Desvelar los mecanismos de dominación y de justificación o legitimación de desigualdades que atentan a los derechos humanos básicos, así como las bases en que se justifica la vulneración de las “obligaciones de respeto de dichos derechos” (como sucede, por ejemplo, desde el neo-liberalismo en que en virtud de los derechos individuales de los más fuertes, se justifica la agresión a los derechos de los débiles)

En este sentido, debe subrayarse de la forma más explícita, la AR va mucho más allá que las habituales exigencias formuladas, por ejemplo, en la petición de “estilos de dirección participativos” – donde normalmente sólo se busca no romper una homoestasis de un sistema cibernético que quedaría desestabilizado – fuera de los márgenes de control cibernético – si la explotación de los outputs del trabajo de los dirigidos superara ciertos límites de tolerancia-aceptación psicosocial. El tema de la AR supera claramente el horizonte de planteamientos de la Psicología Social, es un tema de Sociología donde no sólo se observan fuerzas y elementos a nivel de interacción individual o grupal, sino también en la dimensión macro-social que incluye ideologías, culturas societales etc.

Lo expuesto indica que la AR implica una nueva forma meta-teórica de realizar la actividad científica en el ámbito de objetos “sociales” que a su vez supone una actitud “filosófica” bien distinta de la del positivismo lógico o de otras teorías de la ciencia orientadas fundamentalmente a la observación de fenómenos materiales. Esta orientación “filosófica” se discute en el marco de la teoría de la “mediación” entre acción y teoría, un tema originariamente planteado por la filosofía Marxiana (que debemos distinguir de posteriores ideologías marxistas de política económica etc.) al poner en tela de juicio las anteriores concepciones sobre la posibilidad de una “observación pura” (theorein) de la realidad, y plantear como programa no el “saber” sobre lo real, sino el “hacer” realidad (el cambiar lo real).

 

4. El proceso de investigación y los métodos de la “Action Research”

 

4.1 Puntos centrales en el proceso de investigación-acción

La investigación-acción no es sólo una herramienta para el desarrollo de una actividad, sino también un proceso de aprendizaje colectivo. Consiste en el siguiente ciclo repetitivo:

  1. La acción del grupo tal y como es regularmente llevada a cabo es el punto de partida. La Investigación-Acción no es posible sólo sobre suposiciones teóricas.
  2. La evaluación de los resultados. ¿Cuál es el propósito original de la acción? ¿Está cumpliéndose ahora? ¿Hay algún inconveniente o efectos colaterales perturbadores?
  3. Reflexión. El fin es entender porqué el proceso ahora es como es, y si hay otros métodos de trabajo posibles.
  4. Abstracción. El fin es construir un modelo teórico de la actividad original, incluyendo sus funciones esenciales, puntos fuertes y debilidades.
  5. Planificar cambios al modo original de acción, intentando mantener las funciones esenciales, a la vez que se cambian los puntos débiles. El modelo teórico debiera proporcionar fundamenteos para nuevas actuaciones.

El estilo modificado de acción debe entonces tomarse como el punto de partida del siguiente ciclo del proyecto de investigación-acción. -- El ciclo se repite con la frecuencia que sea necesaria.

 

4.2 Problemas generales de metodología

El programa de un proceso de investigación en la AR no se diferencia, en cuanto a sus contenidos, de otros programas de investigación. En realidad incluye las mismas fases de: determinación del problema, ejecución del proyecto, preparación y publicación (para la posterior discusión) de los resultados. En esas fases se recorren los mismos pasos parciales de obtención de informaciones, elaboración de alternativas de acción, búsqueda de regularidades, planificación de actividades en el campo social, etc., así como los típicos bucles de realimentación (feedback) entre esos pasos y fases.

Lo distintivo es que tales fases y pasos no se ejecutan unilateralmente en el sistema observador externo al campo observado, sino con la esencial participación activa de los agentes o afectados en dicho dominio. Es fundamental la co-decisión de los afectados (una “cogestión” real en el proceso de investigación-acción-cambio).

La AR se realiza en ciclos de avance progresivo y, en lenguaje metafórico, puede describirse más bien una helicoidal que una espiral, pues avanza también en los mismos niveles de observación, aunque la retro-alimentación (feedback) entre las distintas fases es también esencial: lo adquirido en una fase puede ser pues modificado al ascender a un nuevo nivel de observación.

Pero quizá la característica más importante del método general de la AR (en cuanto aplicable a cualquier campo parcial de las ciencias sociales, no sólo al dominio de las organizaciones) sea la esencial co-gestión de investigadores y afectados-investigados en el mismo proceso de observación e intervención.

La realización de un proyecto de AR implica que tal “observación” (e intervención) se apoye en una pluralidad de métodos. Pero no en el sentido de que exista arbitrariedad o azar en la elección de dichos métodos e instrumentos auxiliares. El discurso investigador debe estar sujeto a ciertas normas.

Este ha sido un tema muy discutido: formalismo en el establecimiento de tales normas, accionismo ciego, empirismo ingenuo, pretensiones de verdad, etc. serían algunas de los aspectos considerados en referencia a la normalización de la metódica (Topitsch 1970; Wellenreuther 1976; Moser 1975, 1976).

El problema fundamental de la AR es sin embargo el de su validez (en el punto siguiente se detallará este aspecto en referencia a la AR sobre organizaciones) científica, pues los criterios considerados usualmente en la investigación empírica social (objetividad, fiabilidad, validez) se refieren ciertamente a una situación de investigación “exterior” al objeto (se han copiado de la investigación física), y eso es precisamente lo que la AR no quiere hacer.

Ahora bien, hay criterios como el de la “repetibilidad” de la experimentación – en que se supone que cualquier otro observador podría encontrar los mismos resultados – que dada su imposibilidad en este caso de la AR (donde la misma investigación al ser acción realizada en un concreto contexto altera el objeto que ya no volverá a ser examinable como lo era antes de la intervención), podría ser sustituida con el criterio de la “transparencia” del proceso: des-velar todo el conjunto de funciones, objetivos y métodos empleados para que cualquiera pueda observarlo (externamente – ya que si estuviera involucrado, él mismo formaría ya parte del proceso AR).

Para poner de manifiesto y desplegar todos los factores propios de la metódica de la AR, en primer lugar hay que diferenciarla frente a otros métodos. En concreto se plantearía aquí la cuestión sobre la coincidencia y diferencias con otros métodos de “observación participativa”.

4.3 Conclusiones de la no-diferencia observador/objeto observado

A un nivel de mayor profundidad en el análisis metodológico se sitúa el problema de las conclusiones de la intrínseca relación entre observador y objeto observado en la AR.

La AR rompe la dicotomía habitual en la observación de lo material entre observador y objeto, y entre observación e intervención. Esto plantea la cuestión de si su “técnica” o metódica de investigación impone también una ruptura total con los métodos habituales de las ciencias naturales – o de las ciencias sociales, que como la economía general, las adoptan (probablemente de forma nada auto-crítica). Según algunos no sería posible tal ruptura (Kubicek 1975). La propuesta de Clark (1972) de que la AR se diferencia de la investigación aplicada clásica (que sí acepta la diferencia observador-objeto) en cuanto que añade también nuevos conocimientos, no tiene realmente su acento en el punto clave de esa diferencia sujeto-objeto.

Una consecuencia seria de la no-diferencia sujeto-objeto y de la implicación observación-intervención (en cuanto que se interviene en él, no sólo se “observa”) es la que apuntaba Rapoport (1972) al indicar posibles problemas "éticos” en la investigación en referencia a los objetivos de la investigación, autoría última del trabajo etc. Si se apunta a una “democratización” del ámbito social estudiado, por ejemplo, en el sentido de contribuir a reducir las asimetrías en el reparto de medios o bases de poder, es claro que los métodos a emplear no podrán ser los mismos que en el caso de una observación pura o de un mero diagnóstico (Chein/Cook/Harding 1948).

Esta no diferencia lleva también implícita la de borrar, en gran parte, la diferencia teórico-investigador / práctico (Klafki 1973).

Un problema más complicado, pero que sólo podrá tratarse al nivel de un estudio de “Meta-Teoría” es el de la AR como reconstrucción de la “mediación” Teoría-Praxis.

 

5. Puntos básicos en la Metódica y Planteamiento de la AR en el campo de los sistemas “organizados”

La interpretación de la AR por Eden/Huxham (1996[35]) se diferencia de las otras propuestas, sobre todo, en la medida en que en general, los otros autores se orientan a la investigación-intervención en el campo general de lo social, mientras que en esta nueva interpretación, el ámbito de problemas se restringe al campo de los “sistemas organizados”. Pero no sólo difieren ambas interpretaciones en la “extensión” del campo observado, también en los puntos de referencia empleados tal como se verá en la siguiente enumeración de sus principios y pasos básicos.

El siguiente intento de sistematización sobre distintas propuestas de clarificación de la metódica de la AR se articula en dos grupos de proposiciones: unas que tratan de las características del proceso, y otras que articulan una “reflexión” de orden meta-teorético primariamente orientada al problema de la validez de la acción y observación en dichos procesos.

A. Primer grupo de características (descriptivas a nivel de observación desde la posición del observador científico crítico pero situado, aquí, fuera del mismo proceso AR):

1)      El principio básico de la metódica de la AR es la determinación de su orientación global: la AR no se orienta al puro saber, sino también incluye, y esto es esencial para esta metódica, la orientación a la acción, a la praxis.

2)      En segundo lugar, en el marco de la cuestión de la finalidad o utilidad del empleo del método, se caracteriza la AR frente a otros procedimientos de investigación por aportar primariamente utilidad a los mismos observados, es decir, el “valor creado” en las operaciones de la AR no lo es sólo para el investigador, organizador etc. sino también para los investigados. Concretando esta utilidad para el investigado se suele mencionar el incremento de su potencial (de resistencia, de cambio etc.) – “empowering participants” (Elden/Levin 1991[36]).

3)      Naturaleza “comunicacional” del proceso AR. Esta característica se refiere a la estructura o elementos básicos de la AR. En primer lugar, el tipo de interacción entre observador y observado es el de una interacción comunicacional (una de las diferencias esenciales frente a la observación en el mundo físico en que el objeto podrá suministrar datos procesables a información, pero jamás será “comunicador” activo). Las características exigidas normalmente en el perfil profesional de un consultor o práctico en temas sociales-organizacionales incluyen ciertamente la capacidad de “comunicar” (muchas veces esta competencia es considerada la número uno de un ejecutivo de alto nivel), eso se considera como útil pero al mismo tiempo como algo externo o accidental a la operación de observar propiamente dicha. En cambio en la AR, la comunicación entre el grupo investigador y el observado/modificable es realmente lo esencial. Además debe tenerse en cuenta que en esta comunicación se trata de coordinar los procesos de elaboración interna de la información recibida durante el proceso en “colaboración”. Es decir, dado que hay distintos niveles de implicación o involucración de observador/interventor y sistema observado-modificado, desde cierta distanciamiento a una total colaboración (full collaborating partners – Rowan 1981[37]), el proceso AR también deberá ser “incremental” en lo que concierne a esta actitud de apertura comunicacional (lo que responde a la experiencia de lo que el mantenimiento de un proceso comunicacional supone de aumento de conocimiento y confianza mutuas etc.).

4)      La dimensión “política” en la AR: En cuanto “acción” o “intervención”, este tipo de investigación que al mismo tiempo modifica el statu quo del sistema observado, lógicamente deberá despertar apoyos y resistencias entre los afectados (según perciban favorecidas o amenazadas sus constelaciones de intereses). Por ello, la AR se debe plantear en el mismo “horizonte” de observación que la gestión de conflictos, y no será investigación pura, sino realizará una “política” de cambio organizacional y (según Argyris/Schon 1991) el observador deberá ganarse la confianza de todas las partes, pues sólo en ese “medium” de comunicación que es la “confianza” será posible obtener informaciones fiables (es claro que una resistencia, temor, etc. inducen represión de la comunicación de informaciones, y que actitudes de deseos de poder inducen usar la información como instrumento reservándose datos etc.).

5)      Factor “reflexión”: La AR como proceso de “observación de segundo grado”. No no puede olvidarse que si la AR contribuye en los sujetos orientados a la praxis (los observados) a cambiar su forma de conducta esto es debido al factor “reflexión”: es decir, a inducir una observación de segundo orden (sobre la observación directa implicada en toda decisión para la acción) que se apoya precisamente en la metódica del análisis que implica diferencia observador-objeto y que por así decirlo se contagia desde el investigador a los observados a quienes se pide colaboración. Esto permite tomar distancia ante los procesos observados, y ampliar el campo de observación desde el problema actual o la “situación”, que es considerada sólo como uno de los “casos” posibles, dentro de esquemas más amplios, o a otros contextos. Es decir, la AR posibilita el ascenso a niveles de mayor abstracción en el análisis (Strauss/Corbin 1990[38]) – lo que no debería inducir caer en tecnicismos faltos de sentido para otros.

6)      Superación de la dicotomía “investigación-intervención”. La exigencia de una teoría de referencia desde la que evaluar la realidad observada no implica la usual dicotomía entre investigación e intervención (Friedlander/Brown 1974[39]), pues no hay razón para justificar su mutua exclusión. De suyo, la simultaneidad de observación y acción debería, como se ha planteado arriba, ayudar a ampliar los mismos horizontes de observación y permitir pasar de contextos específicos a otros más generales. De todas formas hay que distinguir entre actitudes y horizontes del investigador primordialmente guiado por intereses teóricos (investigar universitario) y del investigador “profesional” de organizaciones (asesores sociales, consultores, responsables de organización o recursos humanos etc.) con sus distintos intereses y marcos de referencia. En el investigador primariamente orientado a la intervención es claro que dominará el acento sobre la comunicación con los otros investigadores o afectados. Pero, el dicho de Lewin, “no hay nada tan práctico como una buena teoría”, debería ser el principio orientador en la AR. Sin una buena batería conceptual de categorías y de instrumentos de observación, y un modelo o teoría de referencia será más que difícil llevar a buen término la actividad de observación-reflexión tan necesaria en el proceso de acción-intervención.

7)      Carácter “circular” del proceso AR. Si el output de una AR se limitara a elaborar nuevos métodos, modelos, técnicas etc. a partir de unas experiencias conseguidas durante una intervención, no se habrían logrado los fines del método. La base de un nuevo diseño, o configuración de métodos y otros instrumentos deberá explicitarse en referencia a una teoría elaborada y apoyada (en una especie de bucle de segundo grado) sobre el mismo proceso y avance de la AR. Es decir, no basta la referencia a una teoría previamente establecida – como suele hacerse en la mayoría de la llamada investigación empírica de orientación positivista – apoyada en el infundamentado pre-juicio de la objetividad del campo observado, y de que la observación no altera lo observado -, sino deberá concebirse el desarrollo del sistema acción-intervención en el sentido de una mutua implicación entre sus aspectos prácticos y teóricos (y son éstos, los que deben explicitarse en la teoría de referencia pero no como algo acabado, sino “in fieri”).

8)      Esta característica, derivada de las anteriores, subraya que el carácter de orientación “pragmática” de este tipo de construcción teórico-activa implica la implicación mutua de la dimensiones descriptiva y prescriptiva en las operaciones de observación (descripción).

Es evidente, que la consultoría en organización, o la mayoría de los modelos de economía de empresa, etc. tienen también orientación práctica. Pero lo que diferencia la AR de los otros enfoques es que en ella se supera la habitual “dicotomía” entre descripción y prescripción (explicación – normatividad / que a su vez no tiene por qué limitarse a la de las normas morales).

En los presupuestos implícitos al aceptar esa habitual dicotomía figura la proposición de que una “teoría descriptiva” también influye sobre los comportamientos de quien consume o aplica los “productos” teóricos en el sentido de que le ayuda a preparar decisiones, ilumina su campo de acción etc. – pero siempre desde el supuesto de que se trata de dos momentos esencialmente distintos, y que por tanto la observación-teórica está limpia de toda implicación práctica (o que realmente se realiza en juicios libres de valoración)[40]. Así se supone que una teoría o modelo puramente “descriptivo” permitirá planificar acciones que eviten los fallos ocasionados en situaciones similares, o recomendar determinadas líneas de acción (Allison 1971[41]). Sin embargo, en la AR, la misma teoría descriptiva no es input, sino más bien output del proceso de acción-observación. Por tanto, lo que deberá hacer el investigador (juzgando ahora desde otro meta-nivel descriptivo-normativo por encima del propio de la AR) será tomar conciencia de que valoraciones, metáforas, retóricas etc. empleadas en la acción, a su vez tendrán un flujo de realimentación (feed-back) sobre la misma forma de “comprender” o explicar el proceso en marcha, y sobre las mismas presuposiciones (pre-comprensión) iniciales.

9.      En lugar de base firme en el punto de partida: puesta en tela de juicio de los mismos presupuestos del proceso investigador: Se trata aquí de explicitar el “tipo de teoría” que exige la AR – una “drawing out theory”. No basta con reconocer que el investigador comienza ya sesgado, con una pre-comprension (pre-understanding: Gummensson 1991[42]) teórica que condiciona su percepción del tema, sino hay admitir además que el mismo flujo procesual de realización de la AR implica sucesivas modificaciones (algo así como deformaciones ópticas percibidas por la refracción de la luz al pasar por distintos medios). Además es preciso abrir los “marcos de referencia” desde los que se explora. Y eso implica una puesta en suspenso, al menos provisional, de la validez de sus presuposiciones – algo que rompe no sólo con actitudes dogmáticas, sino también implica positivamente una “open-Mind” (Rokeach ).

10.  No repetibilidad de la experimentación: En la caracterización de este tipo de trabajo “teórico” hay que asumir también otra consecuencia: que no se trata de una experimentación “repetible”, pues el objeto queda modificado en cada observación-intervención. Por eso, la AR no puede ser empleada como instrumento para una comprobación empírica de teorías previamente construidas. El revés de esta característica consiste en las posibilidades que se abren al poder modificar y ampliar marcos de referencia teóricos que podrán superar así la “rigidez” estructural típica en no pocos planteamientos teóricos. El trabajo en el desarrollo teórico es comprendido en este enfoque como “continuous cyclic process” (Diesing 1972[43]), es decir, como combinación de: pre-comprensión, interacción-observación, reflexión y repetición del movimiento circular. El esquema siguiente visualiza este avance cíclico de la AR:

 

 

 

 

 


En la concepción de la nueva Teoría de Sistemas (como en la “super-teoría” de Luhmann) es posible interpretar esta dinámica de la misma construcción teórica al referirla, como mero precipitado conceptual, a la actividad del sistema-social-de-conocimientos con su “autopoiesis” que implica una constante circularidad entre los aspectos que antes se definían como “teóricos” o como “prácticos” y que esa super-teoría considera ser conceptualizaciones en cierto sentido obsoletas.

Del carácter cíclico expuesto, se derivan

10.a) La afirmación del carácter incremental de este tipo de teoría-acción como lógica consecuencia de lo dicho. Pero eso implica que este tipo de teoría se mueve a un alto nivel de complejidad admitida (la teoría normalmente reduce complejidad, no sólo las teorías “reduccionistas” típicas en el trabajo científico en el ámbito de lo material), en el que no sólo se observan procesos dinámicos (evolución), sino también la misma construcción teórica de observación de segundo grado evoluciona de formas no previamente determinadas. En este sentido será básica la referencia a los planteamientos del “aprendizaje organizacional” (Organizational Learning) (ver tema).

En este contexto hay que referirse también a la “grounded theory” de Glaser/Strauss (1967)[44], Strauss/Corbin (1990)[45], Glaser (1992)[46].

10.b) La negación de vínculos deductivo-analíticos entre las fases del proceso, en el sentido de una inferencia lógica. En conformidad a lo expuesto sobre anteriores características no puede malentenderse la forma de proceder del AR como si se tratara de partir de un esquema fijo previo, más bien se trata de un procedimiento siempre tentativo, aprovechando la misma heurística de los problemas que uno mismo causa al investigar, es decir, en la dinámica ciclica expuesta arriba. Pero siempre se exigirá la permanente observación de segundo grado (reflexión) sobre el observar-intervenir. Lo observado y lo modificado deberá observarse no sólo en referencia a ideas, objetivos etc. (como esquemas o constructos teóricos), sino en referencia a la propia “actividad” o a las “operaciones” (de observación y acción). El objeto observado no se limitará pues al campo de problemas sociales (en una organización, en una situación de conflicto etc.), sino incluirá también a los mismos observadores-interventores como “parte constitutiva” del campo en modificación.

11.  En la AR es obligado realizar metódicamente (de acuerdo a plan y control) una reflexión sobre la dimensión “valorativa” en que se realiza el mismo trabajo de investigación e intervención. El análisis de esta característica viene impuesto por lo dicho arriba sobre la implicación de lo descriptivo-teórico y de la dimensión prescriptiva. Una de las diferencias básicas entre el planteamiento AR y otras formas de concebir y realizar estudios (diagnósticos etc.) o proyectos de cambio en organizaciones consiste en la exigencia de que hay que actuar-observar en plena conciencia de los puntos de referencia valorativos[47] y de las finalidades definidas desde esos valores del investigador. El proceso de “consultoría” en AR incluirá pues esencialmente la conciencia de esos valores y objetivos de referencia. Para conservar la cabeza clara en situaciones en que lo valorativo sobrepasa ciertos niveles, sólo queda el recurso a la toma de conciencia reflexiva de tal dinámica.

En este punto hay que remitir el lector al tratamiento a nivel de “metodología” básica (epistemología) del problema de las implicaciones entre el trabajo científico y la actitud moral (a su vez, objeto de reflexión filosófica de la “Ética”). Ciertamente, no todo “valor” que interviene en la configuración de la vida cotidiana o científica pertenece a los valores “éticos” superiores (sobre los que puede también darse discusión de principios), pues podrá referirse simplemente a “esquemas de preferencia” (práctica, estética, etc. – que serán objeto de la sociología, antropología cultural etc.) como valores, diríamos, “sub-éticos”, pero parece que esas mismas preferencias vienen vinculadas a “valores” de otro nivel (de los que suele discutirse al nivel de la filosofía ética). El problema transciende ciertamente el marco de esta exposición.

12.  Instrumentación de la reflexión sobre el mismo proceso AR: Esto en la práctica de la AR implica que tal toma de conciencia deberá por tanto traducirse a puntos concretos en el desempeño de los papeles del investigador y del investigado participante, es decir, en un plan de acción deberán insertarse acciones concretas como discusiones en grupo, etc. que permitan el trabajo de “reflexión” (observación de segundo grado) sobre la selección y elaboración de datos, que puede considerarse como paso distinto de la “intervención” – que a su vez deberá implementarse planificando las correspondientes acciones.

En esa planificación concreta deberán indicarse los procedimientos o instrumentos a utilizar para realizar esa “reflexión” conjunta (Glaser/Strauss 1967[48] sugerían una modalidad, Richardson 1994[49] propone otro modo separando la actividad de preparar la agenda de reuniones de reflexión etc. frente a la de la intervención directa): la documentación escrita sobre los outputs de fases anteriores será tomada como base para continuar el desarrollo y combinar las fases lógicas de: pre-comprensión, reflexión metódica, exploración y desarrollo formal de la misma teoría o modelo en desarrollo.

“Escribir” una especie de diario a lo largo del tiempo de proceso de AR será una buena ayuda para poder contrastar el estado actual con las fases anteriores. Así se “formaliza” (una de las respuestas – que ya descubrió la organización burocrática - a la necesidad de “organizar” la misma actividad “organizadora”) el proceso y se facilita el análisis a nivel de modelo o teoría.

13.  Validez de la AR: En este punto se trata de evaluar críticamente el mismo trabajo AR en cuanto “observación” y en cuanto “intervención”. Esta parte de la reflexión responde pues a las exigencias de racionalidad instrumental (respecto a esa intervención) o de racionalidad lógico-epistemológica (respecto a las mismas operaciones de elaboración de saberes en la AR)

13.1) Validez cognoscitiva: en cuanto control del mismo avance en conocimientos. Dado el carácter cíclico-abierto de la AR, como proceso por definición no “limitado” ni temporal ni temáticamente, no se puede hablar de controlar, comprobar o demostrar la validez de un “cuerpo” de verdades o proposiciones (en el sentido de un examen lógico habitual), sino sólo será controlable el flujo de “operaciones” (o de los “programas” mentales que las guían, por ejemplo: teorías e hipótesis) :

Dada la no-repetibilidad de las acciones emprendidas en la AR es claro que la “validez metodológica” de este procedimiento es cuestionable desde los planteamientos metateóricos de la Teoría de la Ciencia del Positivismo Lógico (Susmann/Evered 1978)[50]. Por tanto hay que definir qué tipo de validez tendrá esta investigación que ciertamente tiene carácter empírico en cuanto que su objeto es la misma realidad social de un grupo, organización o sistema de interacciones humanas, pues los puntos anteriores aunque contienen condiciones necesarias para una investigación empírica (en lo que concierne a la “validez interna” del proceso, como coherencia y consistencia lógica entre sus pasos, todavía no implican una condición suficiente. – o no justifican la “validez externa” del procedimiento.

El punto crítico es aquí, el de que la validez de un proceso de AR, en cuanto procedimiento que suministra conocimientos, no se deriva del mero examen de los datos en cuanto confirmación de hipótesis teóricas previas (en el sentido de “fundamentación en datos” según Glaser/Strauss 1967)[51], sino debe buscar, si lo tiene, un fundamento en los mismos efectos reales producidos sobre la realidad observada-modificada, es decir, deberá “fundamentarse en la dimensión de la acción”. Esto supone ciertamente un desafío a la metodología usual incluso en la mayoría de los estudios de las ciencias sociales y las bases de esta metodología en la filosofía occidental sesgada desde Atenas hacia lo puramente teórico, dentro de la circularidad inherente a todo pensar humano entre observar teóricamente e intervenir prácticamente, no han sido sino esbozadas en la obra de Marx, pero en un sentido muy restringido a ciertas intervenciones socio-económicas, por lo que tropezamos aquí con una enorme carencia de instrumental analítico y filosófico.

En lo que concierne a la exploración del pasado, de la historia, génesis, o importancia de esquemas de comprensión cotidiana de la propia realidad, a pesar de toda la investigación desarrollada, primero en las ciencias de la cultura o interpretación (de Schleiermacher a Dilthey o a Cassirer) y luego en el Postmodernismo (“de-construcción” según Derrida, “Arqueología” de los saberes de Foucault, etc.), todavía es difícil evaluar el nivel de fiabilidad que pueden tener los “datos” referentes al pasado de un sistema organizado cuando se trata de estimar su influjo sobre las “conductas actuales” (y este no es el único problema con que se enfrenta la investigación sobre las “culturas organizativas”). En todo caso no debería sobre-valorarse el significado de informaciones sobre el pasado en este contexto (Vickers 1983)[52].

En realidad, dado que la AR se realiza sobre la base de la “comunicación interpersonal”, la percepción de sus problemas actuales por parte de los investigados-parcipantes será base más fiable para la adquisición de conocimientos que posibles retrospectivas (que tropezarían con las mismas dificultades que la Anamnesis psicoanalítica). La forma en que también esos afectados perciben horizontes de posibilidad, o en que el observador detecta en ellos “manchas ciegas” (no perciben que no perciben ...), serán fuente de posibilidades de activar potenciales de visión y percepción de la realidad que ciertamente estarían cerradas a una observación no-participante estructurada de forma tradicional. Argyris/Schon (1974)[53] distinguían a este respecto frente a la clásica “espoused theory” (la ya, por así decirlo, legitimada socialmente, como en un matrimonio) la “theory in use” (que respondería a lo que la AR pretende: observar – reflexivamente e interpretando constructivamente – lo que se va haciendo). Como afirman aquí Eden/Huxham, la AR sería pues una “acción-ciencia”.[54]

13.2)  Validez de la Acción: como Teoría en Construcción por su Uso.  De lo dicho se desprende que la AR debe ser comprendida como “proceso de cambio en un sistema social” que en pura lógica supone siempre una afirmación y una negación que deben ser vistas como diferencia pero dentro de una unidad que las englobe (sin ello, ni serían comparables). Y esa característica implica una situación o dimensión de “dialéctica” en este tipo de investigación y elaboración teórica (en el sentido más clásico de implicación de lo positivo su negación y una solución a otro nivel: tesis – antítesis – síntesis) que une contrarios: Fineman (1983[55]) quiso analizar el desempleo de ejecutivos y lo que logró fue información sobre su empleo. Pero esta razón, la AR transciende el nivel de un puro método para obtener ciertos objetivos (como los de conocer una situación) y debe verse al nivel de “metodo-logía” (reflexión metateórica sobre métodos), y por cierto, como planteamiento que abre el camino a nuevos métodos-camino que las metodologías tradicionales ni perciben (y que no perciben que no perciben).

Dado el carácter de los dobles (o de mayor grado) ciclos o bucles de realimentación en el proceso, la AR debe verse como un caso de aplicación de la metodología para tratamiento de “sistemas no-triviales” (según la formulación de von Foerster), es decir, de sistemas de superior complejidad, que construyen, de la misma forma que el “orden” emerge del “caos” (concepción enraizada en las ideas de Prigogine), “teorías emergentes” a diferencia de las “teorías arquitectónicas” como pueden denominarse las clásicas estructuras más o menos armónicas según el modelo de una matemática formalizada axiomáticamente (Hilbert, Peano etc.).

En la praxis de la investigación que trata de datos “cualitativos” (Miles/Huberman 1984[56]; Strauss/Corbin 1990[57]; Glaser 1992[58]; Cassell/Symon 1994[59]) se encuentran útiles indicaciones para un trabajo en esta línea.

Como metódica propia para el trabajo “comunicacional”, en el sentido de llegar a documentar (lo que permite más fiabilidad en la observación de segundo grado reflexiva) las diferencias en percepción de la situación, se recomienda el procedimiento del “cognitive mapping” (para el que existen apoyos informáticos – Graphics COPE; Cropper et al. 1990[60]; Eden et al., 1992[61]).

13.3) Validez de la AR en cuanto avance explorativo: “Triangulación”: De lo expuesto se desprende el carácter de “exploración” de la AR (algo que habría que considerar como una variante dentro de los métodos heurísticos tradicionales en que más bien se han estudiado los aspectos de psicología del conocimiento, pero sin atender a las “operaciones” reales multidimensionales en que se inserta dicha dimensión cognitiva). Más que de hallar “la verdad” – como en el trabajo teórico tradicional, se trataría aquí de avanzar determinando “verdades parciales” – y siempre siendo conscientes de que posiblemente ni se podrán “asegurar” (en una especie de procedimiento de “aseguramiento de su calidad” tales conquistas provisionales a la luz de teorías de orden superior etc. (Argyris 1985)[62].  Por ello se habla aquí de “triangulación” – metafóricamente, en el sentido del trabajo del investigador en geodesia – en el que la comprobación de lo encontrado se va realizando, sobre la marcha, desde distintos ángulos y en “redundancia” de datos encontrados (algo muy distinto al “pensamiento lineal”) – (ver también: Denzin 1989[63]). La hipótesis o presupuesto básico es aquí que si la observación desde varias perspectivas distintas, y por varios observadores diferentes, conduce a resultados consistentes, se podrá considerar que se ha logrado un acercamiento a la comprobación de la validez de los datos.

Instrumentalizar esta forma de operar triangulando el campo implica claramente el uso de un enfoque multi-método (Denzin 1978a, 1978b[64]) atendiendo al menos a los cinco aspectos básicos de la “investigación”: metódica-metodología, datos-informaciones, investigador, modelos-teorías de referencia, operaciones de “triangulación”.

En un examen de la misma realización AR (seleccionando aspectos que resaltan Eden/Huxham, 1996[65]), podría observarse (en observación-reflexión de segundo grado):

(i)                  la observación de “eventos” y de “procesos” sociales

(ii)                las explicaciones-justificaciones ofrecidas por los participantes

(iii)               los cambios acontecidos en esas explicaciones en cuanto interpretaciones realizadas por los mismos agentes participantes pero en la perspectiva de observación sobre el pasado (Harré/Secord 1976[66]).

En esta metaperspectiva:

·        No habría aquí por qué esperar que los datos así obtenidos tiene que poseer coherencia o ser consistentes, más bien, lo sorprendente (y por tanto, lo “informativo” – en el sentido de la teoría de la información como proceso neg-entrópico, o aparición de eventos no probables) sería aquí esa consistencia o “triangulación”.

·        Se infiere la posibilidad de que existan incluso múltiples perspectivas o puntos de vista (elección de marcos de referencia teóricos o metódicos) sobre la realidad organizacional, sobre las formas en que se “organizan” sistemas sociales (ver Jones 1987[67]).

·        El no lograr una “triangulación” impulsa nuevas “operaciones” de búsqueda de coherencia de datos, lanza operaciones de generación de nuevas concepciones, marcos de referencia etc. – siempre en el sentido de una búsqueda de últimos puntos de orientación (como se suele atribuir a la función de las “utopías”) – es decir, buscar lo que debería ser, más que lo que es (Elden/Chisholm 1993a[68]).

·        El proceso de “triangulación” implica además que no sólo la AR avanza como acción en ciclos (según se explicó arriba), sino que también la misma obtención de datos o informaciones utilizables en el proceso es discontinua, iterativa, abierta a eventos de tipo “caos” y, en consecuencia, no comprobable-controlable como lo es la investigación usualmente practicada, por ejemplo en la psicología, psicología social y sociología cuantitativa (o en Econometría económica). La aceptación de la apertura al “caos” es constitutiva en la AR. Y esta misma incontrolabilidad constitutiva de la AR es uno de sus “instrumentos”: es funcional por permitir el auténtico “avance” o “innovación”.

13.4) Validez de la AR en lo que respecta a la observación sobre el pasado (dimensión historia) pero en referencia al estudio de un “caso” que se carácteriza precisamente por la “individualidad” e “irrepetibilidad”.

Los autores citados que tratan de la “metodología” de la AR no refieren sus constataciones a la reflexión realizada en la ya clásica metateoría de las ciencias de la cultura (en el Neokantismo, en Weber etc.) sino observan, ciertamente en observación de un nivel superior a la misma observación de segundo grado practicada en la AR pero, en mi opinión, con falta de un marco de referencia sistemático metateórico, en meras descripciones más o menos fenoménicas y no generalizables.

En la línea de la metateoría de las ciencias de la cultura es básica la distinción entre:

a)      explicación nomotética o referida a leyes causales universales, y

b)      comprensión ideográfica. Una forma de entender lo observado que según la categoría de lo “ideográfico”, supone la irrepetibilidad o unicidad del fenómeno histórico (el “caso”).

Aquí debe recordarse que dentro del campo de la investigación sobre la “organización” el tratamiento del tema de lo individual y del contexto concreto (histórico, irrepetible) es uno de los puntos todavía menos desarrollados, probablemente por sus implicaciones de lógica o teoría de la ciencia (el nivel meta-teórico) – como en el tratamiento de “casos” (Yin 1984). Una razón de esta “mancha ciega” (zona que no vemos que no vemos) al reflexionar sobre la investigación social, estaría en la “psicologización” de estos estudios, según las perspectivas propias de una psicología (orientada además reduccionista-cuantitativamente) – como se resume en Nord/Fox (1996[69]). Puede decirse que aquí falta todavía un planteamiento a nivel de reflexión “transcendental” -  de estudio de las condiciones de posibilidad de captación de lo único-individual-histórico (o de las de no percepción), tal como Kant logró al superar los planteamientos psicologistas de Hume etc. respecto a la construcción de la ciencia.

La importancia de observar analíticamente el papel del pasado histórico, y del contexto individual en referencia a las mismas operaciones del inferencia de resultados (tanto en la visión del estado de las cosas, como en acciones tomadas en tales contextos y apoyadas en la misma comprensión del asunto) ha sido puesta de relieve frecuentemente (Pettigrew, 1985, 1990). Es claro que aquí no basta el pensamiento lineal o determinista (o el cibernético de primer orden), que es preciso el recurso a modelos “no-triviales” (von Foerster) o de cibernética de orden superior. Y al analizar los factores de un “contexto concreto” no será posible hacer abstracción de la forma en que el mismo pasado histórico ha influido creando hábitos o pautas de “selección reductiva” de los factores a los que se observa como relevantes, por ejemplo, las formas en que los agentes de un sistema organizado han “conceptualizado” sus relaciones mutuas (como patriarcales, autoritarias, científicas – en el sentido de Taylor -, participativas en el sentido de la Human Relations etc.).

14.  ¿Aporta algo al conocimiento científico la AR? La última caracteristica en el esquema de Eden/Huxham (1996) se denominaba “diseminación de los resultados” de la AR. Es decir, trata de que si un proceso AR amplia no sólo el conocimiento en el sentido de iluminar un concreto campo de problemas, sino hace avanzar en la misma metódica explorativa, tales resultados no sólo interesarán a los afectados, o  a los investigadores directamente involucrados, sino también puede aportar algo interesante al menos a una parte de la comunidad científica general.

La AR, con su carácter cíclico-incremental-explorativo se sitúa en el polo opuesto a la típica investigación social planteada en esquemas de pensamiento lineal y sin referencias a la historia o a los elementos “ideográficos”, o edificada sobre una filosofía del conocimiento de tipo positivista y con premisas de realismo ingenuo y presuposiciones sobre el carácter “representativo” del conocimiento.

Ahora bien, precisamente ese carácter no-lineal, de irrepetibilidad fundamental de sus operaciones de descubrimiento-intervención, plantea la cuestión no sólo de la utilidad y validez de la información documental escrita sobre tales procesos, sino también de las posibilidades de “difusión” de los resultados científicos obtenidos. El problema es el mismo que plantea toda observación metódica de fenómenos históricos, y es de suponer que en el futuro, los autores que analizan la AR también inserten en sus marcos de referencia los planteamientos de la moderna historiografía.

 

 

 

 

Investigación-Acción (Action Research)

La investigación-acción es un método en el que el investigador se une temporalmente a la comunidad de la que trata su investigación y, con sus herramientas teóricas, ayuda a la comunidad a resolver los problemas a que se enfrenta. German Kurt Lewin (1890-1947) es mencionado con frecuencia como el padre del método; un estadio inicial del método era también la llamada observación participante. Las ventajas de la investigación-acción son:

La investigación-acción se ha aplicado a varios tipos de grupos en contextos laborales, y es particularmente útil en la Administración Pública y en otras organizaciones antiguas cuyos métodos tradicionales fallan a la hora de cumplir con los requisitos de un entorno que ha cambiado. Con ayuda de la investigación-acción, es posible convertir una "organización de rutina" burocrática en una "organización de aprendizaje" flexible que puede cambiar con los nuevos problemas.


Herramientas para la Investigación-Acción

Las lecciones del investigador al grupo no se transmiten a través de informes de investigación, sino principalmente mediante el entrenamiento y las comisiones organizadas por la comunidad misma. Al comienzo de las discusiones, es habitual que el investigador sea quien tenga la the iniciativa, pero la finalidad es conseguir el autogobierno tan pronto como sea posible, tanto en la resolución de problemas como en el enfoque de la investigación en general.

La tarea del investigador es ayudar a la comunidad a trabajar en el proceso cíclico arriba ilustrado y proporcionar al grupo las herramientas para alcanzar este objetivo.


Puntos difíciles en el proceso son las transiciones de los fenómenos cotidianos a los modelos teóricos; y, por otro lado, del modelo a la vida cotidiana (véase la figura de la izquierda). Esta transición puede hacerse más fácil ideando un gráfico de mural formado en las discusiones entre el investigador y el grupo. En el gráfico pueden mostrarse con notas movibles todas las facetas y los problemas de la acción.
Una forma de comenzar podría ser que todos escribiesen sus comentarios sobre los problemas de forma anónima en hojas de papel. Las descripciones de los problemas

 

mostrados concretamente y estructurados sobre la pared provocará entonces debates y promoverá las interpretaciones críticas y teóricas de los problemas. Es responsabilidad del investigador mostrar cómo se inicia tal gráfico.

Otra herramienta que suele ofrecerse por los investigadores es un cuestionario de reflexión distribuido a los participantes por el investigador un día o dos antes de la reunión. El investigador ha formulado preguntas abiertas que harán a los interrogados especificar y conceptualizar la situación y los problemas. El cuestionario puede incluir preguntas sobre hechos y actitudes con las cuales el investigador examina para su propio informe de investigación el estado presente del grupo (véase cuestionario).

Las reglas de un "Debate Democrático"

En 1985 se comenzó en Suecia un amplio programa de desarrollo. Se llamó Liderazgo, Organización y Codeterminación. La finalidad era iniciar y apoyar el desarrollo de nuevas formas de trabajo y de organización en la empresa. Esto había de tener lugar por el esfuerzo combinado de trabajadores, Dirección e investigadores.
Durante 5 años, unos 60 investigadores llegaron a trabajar dentro del programa que finalmente abarcó a 150 empresas e instituciones públicas.

En un programa donde es vital la colaboración leal entre los  participantes, las lagunas en la comunicación no pueden permitirse. Para garantizar el flujo fácil del "diálogo democrático" en el proyecto, los participantes se ponían de acuerdo sobre una cierta práctica de debate. Aquí abajo, unos ejemplos de las "reglas":

  1. Debe ser posible participar para todos los implicados.
  2. Todos deben ser activos. Cada participantes tiene una obligación no sólo de exponer sus propias ideas, sino también la de ayudar a otros a aportar las suyas.
  3. Todos los participantes son iguales.
  4. Debe ser posible para todos desarrollar una comprensión de los asuntos en juego.
  5. Los puntos, argumentos, etc. que van a entrar en el diálogo deben ser hechos por alguien que participe actuando. Nadie puede participar sólo "sobre el papel".
  6. El papel en el trabajo, la autoridad, etc. de todos los participantes puede ser sometido a discusión -- ningún participante está exento a este respecto.
  7. El fin del diálogo es producir acuerdo con los que se formen plataformas para la acción práctica.

Hubo 13 recomendaciones en total. De acuerdo con los autores "el sistema democrático tiene el provecho de extraer un amplio rango de opiniones e ideas que pueden guiar la acción práctica, a la vez que también posibilita la toma de decisiones por todos los participantes".

Jungk y Müllert piensan que además del nivel racional-analítico, debe incluirse en los debates el nivel intuitivo-emocional. Eso ayudaría al centrarse en las causas de controversias y revelaría un tipo nuevo de entendimiento creativo.

¿Cuál es el papel del investigador en el proceso de la investigación-acción? Pocos investigadores tienen tanto conocimiento previo sobre las operaciones y problemas de un grupo desconocido como para ser capaces de estimarlos o explicarlos de forma inmediata, por no hablar de formar un modelo teórico sobre todo ello. En lugar de ello, el investigador puede poner a disposición del grupo su propio conocimiento teórico general y sus habilidades. El investigador ofrece métodos para el análisis, obtiene la información necesaria desde fuera y hace las preguntas que los miembros del grupo nunca hubieran pensado por sí mismos.

El propio interés del investigador en la investigación-acción suele ser escribir un informe sobre el proyecto. Sus contenidos serán un informe sobre las fases del proyecto y un sumario de los datos que se han reunido y los resultados que se han obtenido. Esta parte del informe es un típico estudio de caso, descripción de un único caso.

Será más fácil escribir un informe sobre el progreso del proyecto si el investigador ha llevado un diario sobre los acontecimientos y los debates. También las grabaciones pueden ser de utilidad, especialmente si ha habido varios debates al mimo tiempo en grupos de trabajo. Sobre métodos, véase también Observación.

La planificación participativa es un caso especial de investigación-acción. Se caracteriza por la asistencia de un "equipo técnico" -- un grupo de profesionales que ha de producir estudios de las alternativas disponibles. El equipo técnico puede ser una agencia gubernamental o local o una firma de consultoría.

Las fases típicas en la planificación participativa son:

  1. Sondeo inicial
    El equipo técnico halla los datos básicos y desarrolla una comprensión de los intereses, necesidades y deseos de los todos los grupos potencialmente afectados. Crea una exposición inicial de asuntos y objetivos. Reune los datos que más tarde ayudarán a generar algunas ideas de proyecto iniciales.
  2. Análisis del asunto
    En esta fase, tanto el equipo como los grupos de interés han de desarrollar una clara comprensión de los objetivos, intereses y problemas generales. El equipo técnico debe desarrollar alternativas que puedan representar ampliamente distintas posiciones sobre los objetivos del proyecto. Esas alternativas ayudarán a los distintos grupos de interés a clarificar sus propios objetivos.
    El equipo técnico debe presentar las alternativas en evolución y sus impactos varias veces a los grupos de interés (y tal vez también al público en general).
  3. Diseño y negociación
    El objetivo de esta fase es producir un acuerdo "sustancial" (no necesariamente igual a total) sobre una única alternativa. Para alcanzar un acuerdo, puede que sea necesario incluir acciones de compensación que no pertenezcan de forma estricta al proyecto inicial.
    En esta fase el equipo técnico presenta alternativas básicamente similares (a las de la fase precedente) pero con variaciones menores, para ayudar en las negociaciones.
  4. Ratificación
    El proceso de participación normalmente termina con una audiencia pública, donde el equipo técnico presenta su propuesta final, los principales grupos de intereses presentan sus puntos de vista y puede confirmarse un posible acuerdo.
    Si no hay acuerdo, el equipo técnico presenta sus propias recomendaciones y sus puntos de vista sobre las ventajas y desventajas de las alternativas.
    La decisión final corresponde entonces a la autoridad legal (o comercial) competente en el proyecto. (De: Marvin L. Manheim, en Man-made Futures, ed. por Cross.)

El proceso arriba descrito es típico de proyectos de planificación de ciudades y uso del suelo, donde una única decisión afecta a las vidas de un gran número de personas. Otra variante de decisiones conjuntas es apropiada en los proyectos a pequeña escala de desarrollo de productos. Se tratan bajo el título Diseño colectivo.

Investigación-acción y teoría

En investigación-acción, es esencial avanzar desde los problemas prácticos a los modelos teóricos (y, posteriormente, de nuevo, de vuelta a la práctica), pero esto no será fácil para las personas del grupo que sólo estén familiarizadas con operaciones prácticas. Será más fácil llegar a la teoría si comenzamos con pequeñas cosas prácticas y pasamos a las mayores del modo siguiente:

  1. el trabajo de los individuos y sus problemas se tienen en cuenta primero
  2. en segundo lugar, la colaboración del conjunto de la unidad de trabajo, su eficiencia y problemas
  3. finalmente, la finalidad del trabajo de la unidad se cuestiona y posiblemente se redefine.

Otra forma es observar la acción desde diferentes ángulos de visión de forma alterna. Esto puede ayudar a adquirir una comprensión más profunda de la acción (cf. el método hermenéutico). Por ejemplo, pueden ser perspectivas fértiles:

Una razón habitual para los conflictos es que entre los factores que hemos mencionado arriba, uno ha cambiado mientras que los otros dos permanecen igual. Un enfoque histórico puede usarse ahora para desenmarañar este desarrollo. La perspectiva del tiempo de los miembros más antiguos del grupo será normalmente lo bastante larga.

Tan pronto como haya una comprensión general de las finalidades y los conflictos del trabajo, y todo haya sido situado en el modelo aceptado para describir la acción, el investigador y los participantes discutirán los medios por los que mejor se alcanzarán los objetivos y se eliminarán los conflictos. Las alternativas para el cambio se encontrarán atendiendo al modelo teórico. Se encontrarán en la zona de potencialidad (o en la "zona de desarrollo cercano"): en un abanico de posibilidades en que no se había pensado antes o que no ha sido posible conseguir sólo por los individuos, sino que puede conseguirse ahora con el acuerdo colectivo.
El investigador está allí para presentar ejemplos de otros grupos que ha visto y de modelos teóricos generales sobre el modo en que operan los grupos.

Lecturas sobre Investigación-Acción

 



[1] Esta opiniòn se debe a Ketterer, R. Price, R. Politser, P. (1980): The action research paradigm; en: Price, R./Politzer, P. (eds.): Evaluations and Action in the social environment. New York: Academic Press.

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[40] Un precedente de esta forma de comprender la relación descripción-prescripción se encuentra en las teorías del Derecho Natural (desde Grocio y Pufendorf hasta hoy).

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[47] En este punto debemos referirnos a la descripción de la “Controversia sobre los juicios de valor” (a partir de Weber) que se ha resumido en el capítulo dedicado a la Metodología en las Ciencias de la Organización.

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[54] No hay aquí espacio para reformular, y profundizar en estos aspectos, dentro del paradigma de la “super-teoría” tal como ha propuesto Luhmann. En su línea de pensamiento se trataría de ver las implicaciones e inferencias entre “operaciones” y “comprensión-visión” de esas mismas operaciones, pero en un sistema también cíclico de mutua implicación que ciertamente no parte de las diferencias tradicionalmente aceptadas entre sujeto-objeto, teoría-experiencia etc. Pero que tampoco interpreta sus mutuas implicaciones con la categoría marxiana de la “dialéctica” – aunque quizá no esté muy lejos de ella.

[55] Fineman, S. (1983): White Collar Unemployment: Impact and Stress. Londres: Wiley.

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