Las tecnologías con su avance a pasos agigantados nos permiten ahora una multitud de herramientas digitales, para trabajar y abordar la enseñanza no solo desde la perspectiva anacrónica de la clásica clase donde el alumno pasivamente recibe la información del experto que, dicho sea de paso, debe ser una caracteristica del docente: el expertise en su área de enseñanza.
La radical transformación del modelo educativo donde el alumno debe buscar la información para el docente solo verificar que sea correcta o completa, con frecuencia he visto y vivido, que simplemente nada aporta el experto en la materia, resultando en un desperdicio de la sabiduria propia de la experiencia del docente, cuya finalidad ha de ser trasmitir más allá de lo que la literatura expone, enriquecer con su pericia y aterrizar el conocimiento a las aplicaciones diarias y realidades que usualmente distan y especialmente en medicina donde tratamos con seres humanos únicos, cuya anatomía, fisiología y psicología le es exclusiva y ciertamente nunca identica al módelo teórico de mayor probabilidad encontrado en la literatura.
Nuevas tecnologías como Microsoft SharePoint®, o Microsoft Planner® permiten no solo una lineal y digital forma de transmitir conocimiento, sino que verdaderamente permiten una transformación metodológica que supera por mucho al modelo de el aula (presencial y no-presencial) ó un equipo de trabajo por igual, en un método de mayor organización, con uso de listas, calendarios, carpetas donde almacenar información, los clásicos foros, e integrado a ello tecnologías como las ubicuas ofimáticas Word®, Excel®, Powerpoint®, e incluso nuevas tecnologías que debieran ya formar parte de una formación básica, como el uso de lenguaje de programación, la creación de algorítmos, entre otros, al ser estos el trazado que ha tomado la ciencia en practicamente todas sus áreas; Lenguajes de codigo abierto como Python®, y el uso estructurado de la información, metadatos, estandarización, el uso de fuentes de información confiables, fidedignas y de validez propia de las revistas indexadas, con revisión paritaria (peer-review) junto a las herramientas tambien indispensables, como las bases de datos encontramos las mismas, que permitan al “alumno” (profesional en aprendizaje) encontrar, analizar y evaluar la calidad de la información, confrontarla con otras fuentes y asi en esa aporía propia de la mayéutica socrática, tener la capacidad de interpretar y formular estrategias de busqueda con destreza y agilidad, que le lleven a la obtención de auténtico conocimiento, que le resulte sensato y no impuesto, Resulta, por tanto, un sine qua non para la obtención incluso del primer grado en medicina general.
No hay excusas validas para la casa de estudios proporcione las herramientas que expongan a su alumno, a una enseñanza de clase mundial, formando competentes profesionales, y no solo ágiles memorizadores que a clase no faltan.
Incluso me atrevo a concretar, que debe ser un derecho universal que la ordenanza publica destine el capital necesario para poder financiar o subsidiar dichas herramientas–que por su puesto implican un costo que se ve reflejado en la calidad de la información– que ademas incentiva la creación de mayor y mejor conocimiento, no solo contribuyendo a la infoxicación que se vive en estos tiempos, por la creación de árticulos irrelevantes, poco originales o incluso meramente invalidos, al tratar de cubrir una cuota de producción, sin dejar la creación de información–que debiera ser la finalidad última de la propia educación–cuando si hay individuos que desean verdaderamente estar en un mundo de actualización constante, de estudio diario y per secula seculorum, como lo compelen las carreras en ciencias de la salud; particularmente la medicina.
No se ofrece cobertura universal en salud si no se proporciona primero las herramientas de actualización permanente y de calidad, asi como para el trabajo colaborativo e interdisciplinario a los competentes en la misma.
Las clases en aulas estan completamente obsoletas, crean una huella de carbono abominable, que la tecnología ofrece facilmente cumpliendo con su finalidad de facilitar el trabajo, para verdaderamente utilizar esos tiempos de traslado y esos gastos en movilidad, en un gremio competente, de vanguardia y digitalmente alfabetizado.