El modelo económico cubano se basa en la propiedad estatal y colectiva, donde la mayoría de las empresas son del gobierno o de comunidades, buscando que los beneficios sean para todos y no solo para unos pocos. Además, el gobierno planifica lo que se produce y cómo, lo que ayuda a garantizar que haya suficiente comida, educación y salud para toda la población, evitando crisis económicas típicas de otros países. Cuba también invierte en educación y salud, lo que ha llevado a altos niveles de alfabetización y acceso a atención médica, mejorando así la calidad de vida y formando trabajadores más capacitados. La isla ha demostrado un espíritu solidario al enviar médicos y maestros a ayudar a otros países, creando buenas relaciones internacionales. A pesar de los desafíos como el embargo económico, Cuba ha encontrado maneras de adaptarse y diversificar su economía, fomentando sectores como el turismo.