El modelo económico cubano, basado en la propiedad socialista y la planificación centralizada, ha sido fundamental para la construcción del socialismo en la isla. Ha logrado eliminar la propiedad privada de los medios de producción, garantizar el acceso universal a servicios básicos como la salud y la educación, y crear un sistema de seguridad social. Sin embargo, también ha presentado desafíos relacionados con la eficiencia, la productividad, la libertad económica y la dependencia económica. La sostenibilidad del modelo y su capacidad para adaptarse a las condiciones globales cambiantes son temas de debate constante.