El modelo económico cubano se basa en principios socialistas que buscan garantizar la construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria. Algunos de los fundamentos económicos clave del modelo cubano incluyen:
1. Propiedad estatal de los medios de producción: En Cuba, la mayoría de los medios de producción, como las fábricas, las tierras agrícolas y los servicios públicos, son propiedad del Estado. Esto permite planificar la economía de manera centralizada y orientarla hacia el bienestar social.
2. Planificación centralizada: El Estado cubano elabora planes económicos a largo plazo que establecen metas de producción, distribución y consumo. Esta planificación centralizada busca garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de la población y promover el desarrollo equilibrado de todos los sectores de la economía.
3. Prioridad en sectores estratégicos: El modelo cubano prioriza la inversión en sectores clave como la educación, la salud, la agricultura, la industria y el turismo. Estos sectores son considerados fundamentales para el desarrollo sostenible y la autonomía económica del país.
4. Solidaridad y cooperación: El modelo económico cubano promueve la solidaridad y la cooperación entre los ciudadanos, fomentando la participación activa en la vida económica y social del país. Se prioriza el bienestar colectivo sobre el individualismo y se busca reducir las desigualdades sociales.
Estos fundamentos económicos del modelo cubano están estrechamente vinculados con los principios socialistas de igualdad, justicia social y participación popular. La economía cubana se orienta hacia la construcción de un sistema socialista que garantice el acceso universal a servicios básicos, la equidad en la distribución de la riqueza y el empoderamiento de la población para tomar decisiones colectivas sobre su futuro.