• “La pertinencia social de toda construcción curricular, debe responder a las necesidades de salud de la sociedad, al igual que el desarrollo del proceso docente-educativo.
• Los planes de estudios por asignaturas van de retirada, predominando la visión de la conveniencia de los planes integrados, tanto horizontalmente (a nivel de año o ciclo) como verticalmente (integración básico-clínica). La interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad se impone sobre la dispersión temática.
• Se considera importante iniciar tempranamente las experiencias clínicas de los educandos y extender hasta los años terminales la enseñanza de las ciencias básicas, siempre ligadas a los problemas de salud a enfrentar.
• La enseñanza problémica desplaza a la enseñanza descriptiva y memorística, por cuanto permite la apropiación del método de la profesión.
• Se recomienda hacer más énfasis en el aprendizaje del alumno que en la enseñanza del profesor, al menos en su concepción tradicional. Se consideran valiosas las actividades de carácter grupal en el desarrollo de habilidades de comunicación, trabajo en equipo, razonamiento crítico, valoraciones éticas, aparte de la asimilación más significativa de conocimientos.
• Es indispensable desarrollar una política de formación de los formadores, para fomentar la calidad de la enseñanza. Se aprecia con nitidez la diferencia entre saber Medicina y saber enseñar Medicina, por lo que se reconoce el concurso de otra ciencia como la Pedagogía para salvar este hiato.”

 

Fuente: Fernández Sacasas JA, Diego Cobelo JM. Tendencias contemporáneas en la Educación Médica Superior. Conferencia en Consejo Rectores de Ciencias Médicas 26 febrero 2004. (Folleto) La Habana, Cuba: ISCMH; 2004.