Sí podemos afirmar que el marxismo y su aplicación creadora sigue siendo una alternativa en el pensamiento y acción revolucionaria de los hombres en la contemporaneidad, pero con ciertos cambios adaptados a nuestra época ya que, puede afirmarse sin exagerar, que ningún pensamiento filosófico, político o social ha influido a lo largo de la historia de la humanidad, tanto como el marxismo en la conciencia y conducta de los hombres y de los pueblos; además que sus principios se basan en transformar el mundo. Solo que en estos tiempos el marxismo como teoría sigue en pie, pero a condición de que, de acuerdo con el movimiento de lo real, mantenga sus tesis básicas, revise o ajuste otras y abandone aquellas que tienen que dejar paso a otras nuevas para no quedar a la zaga de la realidad. O sea, en la marcha para la necesaria transformación del mundo existente, hay que partir de Marx para desarrollar y enriquecer su teoría, aunque en el camino haya que dejar, a veces, al propio Marx, porque hoy no puede sostenerse que la clase obrera sea el sujeto central y exclusivo de la historia, cuando la realidad muestra y exige un sujeto plural, cuya composición no puede ser inalterable o establecerse a prioridad. Tampoco cabe sostener la tesis clásica de la positividad del desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas, ya que este desarrollo minaría la base natural de la existencia humana.