La educación abierta implica un cambio en la forma en que los profesores y estudiantes interactúan con el conocimiento en un ambiente no presencial. Están implicados en este cambio dos conceptos que son esenciales: competencia informacional y cultura informacional.
La competencia informacional referida a los conocimientos, habilidades y actitudes que deben adquirir los profesores para el manejo adecuado de la información científica (localización, acceso, utilización, creación y socialización de la información), para el reconocimiento del paradigma del acceso abierto con todos sus componentes, para la comprensión de los elementos que conforman la gestión del conocimiento. Una persona que ha adquirido las competencias informacional está preparada para implicarse en los cambios e incidir en que otros colegas participen en las nuevas formas de plantearse el proceso de aprendizaje utilizando de manera flexible los entornos y los recursos de aprendizaje.
El otro componente esencial es la cultura informacional, que define la profesora Gloria Ponjuan como: un elemento que…”emana directamente del: sistema cultural imperante y el uso de buenas prácticas en torno a la información y el conocimiento existente. Cultura informacional, por tanto, constituye una categoría jerárquicamente superior a la de alfabetismo informacional. El proceso continuo de alfabetización crea ese patrón que provoca una constante aproximación al cambio, esa cultura. Crear, provocar esas relaciones sociales, es indispensable para masificar las condiciones que vayan sembrando las condiciones donde determinados actores pueden ejercer la función de agentes de cambio.
Lograr que profesores y estudiantes reconozcan las potencialidades de la educación abierta y la incorporen en sus prácticas diarias implica la formación de competencias informacionales y un cambio en la cultura informacional de nuestras universidades.